domingo, 24 de abril de 2016

Lo único que importa

Hay quien pensará que te podrá parar, que él ya lo ha intentado, que pensó las mismas cosas que tu, y que se dio cuenta de que no podría hacerlo. Por lo tanto te dirá que te lo dice por tu bien, que quiere evitar que pases por lo mismo, y entonces, es posible que te haga dudar…

No le hagas caso porque, aunque no lo admita, solo tiene miedo de que lo consigas porque, en ese momento, se daría cuenta de que se equivocaba, y de que pudo haberlo logrado en su momento.

Y ten muy claro que no importa, no importa si al final tenía razón, porque tú al menos lo intentaste, no importa tampoco si al final lo consigues, porque era lo que tenias que hacer, lo que querías hacer, no importa si tu también le dijiste a alguien que no podía, porque tienes derecho a equivocarte, va implícito en tu condición de ser humano, igual que no importa que te dijeran que no puedes, porque al final lo vas a intentar.

Lo único que importa es que vas a ser tú mismo, que no te vas a quedar con la duda, y que, de este modo, tarde o temprano, harás lo que tienes que hacer, darás a este mundo lo mejor de ti y estarás satisfecho, porque para eso nacimos y por eso sufrimos.

Doy por hecho que esto lo van a leer muchas personas, las cuales saben que estoy pasando por momentos difíciles, y que me están ayudando mucho, esta entrada va por todos vosotros y vosotras.


Muchas gracias.

jueves, 7 de abril de 2016

Sueño con ranas

Sueño con ranas, ranas que saltan por todas partes, que tiñen de verde el mundo, mientras saltan y croan ante la estupefacta humanidad. Puedo observar como cada metro cuadrado comienza a llenarse de ranas, se oyen gritos de asombro y repugnancia, y de algún modo todo me resulta muy divertido.

Un viejo chiflado va gritando a los cuatro vientos que Dios nos envía de nuevo sus plagas y un hombre rudo pega manotazos a diestro y siniestro con todas sus fuerzas sin evitar que se  le echen más ranas encima. Los coches se aglutinan carentes de visión suficiente para avanzar, se incendian las primeras papeleras y las calles ya se han convertido en un infierno verde.

El sonido de la locura se contrasta con la regularidad de los “croac, croac”, si alguien más dejara de preguntarse qué pasa, y se limitara a observar todo esto, seguro que empezaría a descojonarse conmigo también.

Me fijo en muchas de las caras que veo, la de tipos que se jactan de poder acostarse con tantas mujeres como quisieran, de resolver la crisis económica o de educar  a los hijos de los demás como deberían. Ahora son todo caras asustadas que no pueden explicar cómo aparecen más y más ranas.

Son solo las ranas las que no cambian el gesto, ni actúan distinto a como lo harían normalmente, pues son lo que son y no te van a decir lo contrario. Son como esa llama que arrasa implacable al margen de que haya gritos de auxilio, solo llegan saltan y croan, y así hasta que mueran.

Si, a veces sueño con ranas, y veo como se infecta este mundo, sin sentimientos.